Salta Man
No es que GPT-4 fuera malo —de hecho, fue un salto enorme sobre GPT-3.5—, pero en el mundo de la IA la memoria es corta… y literal. Una de las grandes críticas a modelos anteriores era que, después de muchas interacciones, empezaban a olvidar detalles, mezclar datos o directamente inventar cosas.
GPT-5 dice: “eso ya no me pasa” y promete mantener el hilo de conversaciones largas como si fuera un periodista con la libreta siempre a mano.
Otra mejora importante es el razonamiento. Antes, un cálculo financiero complicado o un problema lógico podían terminar en un resultado raro, adornado con mucha seguridad… pero equivocado. GPT-5 ahora hace cuentas paso a paso, detecta inconsistencias y hasta se corrige si nota que algo no cierra.
En otras palabras, menos “me parece que” y más “acá están los números y por qué”.
La forma en la que responde también evolucionó. Si querés un informe técnico, te habla como ingeniero; si querés entender algo mientras tomás un café, baja el tono y se pone más conversador. GPT-5 no solo responde: sabe cómo responderte a vos.
La cosa no termina ahí: su capacidad multimodal ahora es más completa. Puede analizar texto, imágenes y hasta videos en conjunto, encontrando conexiones que antes se le escapaban. Mandás la foto del tablero de tu auto y no solo te dice qué significa la luz roja, sino que la pone en contexto con tu problema mecánico.
La historia de la tecnología está llena de actualizaciones que parecían cambiarlo todo… hasta que salía la siguiente. Pero esta vez el salto se nota. GPT-5 no es solo “más rápido y más grande”, es más coherente, versátil y consciente del contexto.
Claro, esto también abre debates: si la IA empieza a razonar mejor, recordar más y adaptarse mejor a las personas, ¿qué tareas van a quedar exclusivamente en manos humanas? Esa es otra conversación… y probablemente GPT-5 ya tenga una respuesta lista.
